Debe su nombre al gran Nicolas Copérnico, entre otras facetas astrónomo polaco nacido en 1473, autor de la teoría heliocéntrica del Sistema Solar. Su emplazamiento en el centro del disco lunar hace que todos los detalles luzcan de una manera sobresaliente, así como su semejanza con un ojo aparentando sentir que nos esta mirando mientras lo observamos a través del telescopio. El astrónomo Langrenus, el primero en bautizar los accidentes lunares, le denomino Mons Philippi, en honor de Felipe IV, por considerar a aquel cráter el "rey" de la Luna.
Es un cráter joven (810 millones de años) de 93 km de diámetro y en el podemos apreciar todos los ingredientes de un gran circo lunar como montañas centrales, sistema de rayos radiantes, cráteres secundarios y grandes terrazas. Resaltar el perfil poligonal que presentan las paredes exteriores que se prolonga hasta el fondo del cráter con unas llamativas terrazas.
Las vertientes exteriores son muy escarpadas, por encima de los 900 metros y las paredes interiores de Copérnico se han hundido en unas impresionantes terrazas a lo largo de 3800 metros de altitud. El suelo es plano en el norte mientras en el sur esta salpicado por varias colinas. En el centro figura un macizo montañoso de 30 km de longitud conteniendo tres picos que alcanzan una altitud de 1200 metros.
Para terminar merece la pena echar un vistazo el impresionante sistema de rayos que posee (materiales eyectados por el impacto que cayeron de nuevo sobre el suelo lunar). Después de Tycho son los mas extensos de nuestro satélite, algunos rayos llegan a superar los 600 km de longitud.