El cráter Bullialdus recibe el nombre del astrónomo francés del siglo XVII Ismael Bouillau. Es un cráter pequeño pero matón y es que ya tenia ganas de cazarlo en condiciones. A mi gusto es una formación muy bonita, es más, diría que hasta incluso fotogénica y para realzar más su atractivo se encuentra en una región rodeada de interesantes accidentes.
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A pesar de sus reducidos 60 km de diámetro es un cráter que presenta multitud de detalles, vertientes exteriores que sobresalen de su entorno, paredes con unas finas terrazas perfectamentes delimitadas hacia un fondo de escaso tamaño y un macizo central que culmina con varios picos de 2000 metros de altitud. Asimismo observar una delgada cresta elevada que comienza en el mencionado macizo central para terminar en las inmediaciones de las terrazas. Bueno, un gran cráter para no perderselo y observarlo detenidamente.
Como he comentado anteriormente los alrededores de Bullialdus resultan fascinantes. Por un lado los numerosos cráteres fantasmas que pueblan la zona como Lubiniezki (44 km) y Kies (40 km). Por otro resaltar el domo Kies Pi de 10 km de diámetro y 500 metros de altitud, coronado en su cima por una chimenea de 2 km, aunque para una mejor observación es aconsejable su visión con luz rasante.
Otra formación peculiar es Hesiodus A, un pequeño cráter con doble pared en forma de dos anillos concéntricos.
Para terminar otra curiosidad, un cráter en forma de corazón relleno de lava inundada llamado Wolf.
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